No pasan hambre, tienen dueño y casa, pero sufren el olvido y la negligencia, en silencio, tras las puertas y las rejas de jardines y balcones…
Queremos dedicar este artículo a todos los animales que viven olvidados en rincones como si de objetos se tratase y en especial a Kira, una Dobberman que pasó su vida olvidada en el terrado de una casona a las afueras de Toledo.
A todos los que amamos a los animales y hemos visitado una perrera o protectora en la que los animales viven enjaulados, hemos sentido como nuestro corazón y nuestro estómago se encogían, a la vez que un sabor amargo o incluso ácido aparece en nuestra boca y salimos de allí con una gran sensación de tristeza e impotencia.
En estos casos, nos consolamos con la idea de que quizás pronto aparezca una familia ideal que le brinde una nueva oportunidad a aquel animal que nos miraba desesperado por querer salir de su jaula.
Sin embargo, hoy no son ellos los protagonistas de esta historia. Hoy, queremos hablar de aquellos animales que ya no esperan una segunda oportunidad porque supuestamente ya tienen una familia y por lo tanto un hogar en el que vivir el resto de sus días.
Después de haber sido la persona responsable de las adopciones y entradas de animales en el refugio Canópolis, he podido sacar algunas conclusiones sobre porqué las personas deciden tener un animal y porqué las personas deciden después de un tiempo deshacerse de ellos.
Bajo mi punto de vista, hay motivos erróneos por los que adquirir un animal, como por ejemplo: Quiero adoptar un cachorrito porque a mi hijo de 5 años le encantan los animales”, “Ya tengo un perro y como tengo muy poco tiempo para él, necesito otro para que se hagan compañía”, “Quiero un perro para regalárselo a mi suegra y que la anime a pasear”.
Después de varios años de experiencia, he podido observar que cualquiera de estas situaciones, pueden derivar después de algún tiempo en situaciones como estas: “Tenemos un perro de un año que gruñe a mi hijo y ya le ha mordido un par de veces, no lo podemos tener más”, “Tengo dos perros, vivo en una casa y me tengo que ir a un piso, ya no los puedo tener más tiempo”, “mi suegra tiene un perro, pero le cuesta mucho sacarlo a pasear y ya no se puede hacer cargo de él”.
Desgraciadamente, estos motivos “de abandono”, entre otros, están a la orden del día en los refugios, sin embargo tampoco son ellos los protagonistas. Hoy, hablamos de un gran número de animales que como ya hemos dicho, tienen una casa y no quieren deshacerse de ellos, pero que no están gozando ni de lejos de una vida digna.
Hablamos de muchos animales que viven en terrenos, jardines, terrazas o incluso balcones o habitaciones!! En ocasiones, atados a un palo con una cuerda o cadena de menos de un metro. Rincones de los que no salen ni para poder hacer sus propias necesidades, animales que aunque tienen un hogar, están muy lejos de poder disfrutar de una familia. Animales olvidados por sus propietarios que suelen vivir a pleno sol rodeados de sus propias heces, animales que en muchas ocasiones no gozan de un plato de agua fresca y mucho menos de una caricia.
Puede ser fácil entender que vivir en un balcón o atado a un metro de cuerda, no es en absoluto una vida digna. Sin embargo, es muy común escuchar en personas que tienen jardín, decir que no es necesario que sus animales salgan de allí porque tienen mucho espacio pero la realidad es otra muy diferente.
Los perros concretamente, son animales sociables, no sólo les gusta estar y jugar con otros perros sino que además es una necesidad básica para ellos. Muchos otros propietarios nos dirán que no los sacan porque se llevan mal con otros perros y esto es algo muy normal si hemos privado al animal durante un largo período de tiempo de la interacción con otros animales. Entre ellos, como sucede en las personas, tienen un sistema de comunicación, cuando no les damos la oportunidad de aprender y practicar esa comunicación con otros de su especie, es normal que muestren miedo, inseguridad o incluso agresividad hacia el resto, ya que no saben interpretar sus señales.
Por otro lado, necesitan ejercitar, no sólo su físico sino también su mente, esto sólo pueden hacerlo a través de diferentes estímulos y su olfato es una gran herramienta para ello. El poder gozar de largos paseos en la montaña, en un parque, por la playa, por el pueblo o la ciudad… no sólo les va a servir para hacer ejercicio, sino para estimular su olfato y por lo tanto su mente.
Un animal que ejercita su físico y su mente, es un animal equilibrado y por lo tanto un animal feliz con el que podemos convivir muy fácilmente.
Podemos pensar que aunque tuviésemos una casa enorme, con una infinidad de cosas para poder entretenernos, de poco nos serviría si NUNCA podemos salir de allí y nunca puede venir nadie a visitarnos.
¿Qué sucede cuando le privamos a un animal de espacio, de cariño, de higiene, de estímulos…? Durante un tiempo, tendremos a un animal muy excitado, correrá de un lado hacia otro, si es el caso, tirará de la cuerda que le tiene atado, intentará saltar la valla del terreno, jardín, parcela, en el caso de los balcones, intentará entrar a toda costa en la vivienda, arañará los cristales. Intentará escapar de su “jaula dorada”. Esta actitud será acompañada por ladridos, llantos, gemidos y gritos constantes que dificultarán la convivencia.
Muchos animales empezarán a mostrar signos de agresividad y serán abandonados en esta fase, los que no, continuarán así durante un largo tiempo hasta que finalmente se “resignarán”, entenderán que su esfuerzo es en balde, que no lo van a conseguir, que no sirve para nada y acabarán sus días siendo el “perro florero” que un día alguien le regaló a su dueño.
Un animal con casa y familia, de mirada vacía, sin motivaciones ni esperanzas, sin tener jamás la opción de vivir una segunda oportunidad.
Queremos dedicar este artículo a todos los animales que viven olvidados en rincones como si de objetos se tratase y en especial a Kimba, una Dobberman que pasó su vida olvidada en el terrado de una casona a las afueras de Toledo.
Desde aquí, rogamos a todas aquellas personas que tienen animales en “Jaulas Doradas”, se replanteen la tenencia de sus animales y hagan un esfuerzo para darles la vida digna que se merecen.
Ponemos todas nuestras esperanzas en que nuestro Mundo sea un planeta libre de cualquier tipo de maltrato animal.
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